DESAFÍOS...

"...sólo los que se atreven a llegar lejos, son capaces de llegar a saber lo lejos que pueden llegar..."
T.S. Elliot

martes, 8 de junio de 2010

EL CAPITÁN DE MI ALMA


"Desde la noche que sobre mí se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen
por mi alma invicta.

Caído en las garras de la circunstancia
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.

Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma"


Vaya poema. No soy crítico ni un entendido, pero lo interpreto como un canto a la fe, a la libertad y a la resistencia ante las adversidades. Como todo el mundo a estas alturas sabe se trata de un poema que a Nelson Mandela le sirvió como sustento espiritual durante los 27 largos años de cautiverio en la prisión sudafricana de Robben Island. ¡ 27 años ¡ uno detrás de otro, tiene tela. De este poema toma su título la última película de Clint Eastwood, INVICTUS, en la que Morgan Freeman se convierte casi literalmente en Mandela.

Hay quien dice que el talludito Clint decepciona en esta ocasión, que le falta profundidad, que se ha ablandado demasiado, que las escenas de rugby son algo cutres, que podía haber sacado más partido a la historia o al personaje….En mi humilde opinión se trata de un peliculón.Entretiene, engancha desde el primer momento, está llena de buenas intenciones, deja buen sabor de boca, hasta emociona y enternece a veces. Me gusta mucho que no se cebe en la tensión racial, que sólo se deje entrever en las relaciones entre los miembros del equipo de seguridad de Mandela, unos blancos y otros negros, que empiezan desconfiando unos de otros y acaban jugando juntos al rugby.

La película se basa en el libro “El Factor humano” (John Carlin) y se centra en la relación del primer presidente democrático de la República sudafricana con el equipo nacional de rugby, los Springboks, que en ese momento simboliza los ideales de la minoría blanca del país. Mandela toma este equipo como representante de una nación dividida y casi aparentemente imposible de reconciliar. Era listo Mister Nelson, sabía que un gran triunfo deportivo es capaz de lanzar a la calle a millones de personas y que olviden sus diferencias. Si es que está clarísimo, el deporte hace milagros.

Bueno, pues como la película me encantó, investigué el famoso poema que Mandela le envía, de puño y letra, al capitán de los Springboks. Ya he mencionado que se titula como la película y fue escrito por el poeta inglés William Ernest Henley. Al leer algo sobre el autor fue cuando me sorprendí de lo relacionadas que pueden llegar a estar las cosas.

Creo que ya he escrito en alguna entrada que me gusta mucho la Isla del Tesoro y también Peter Pan. Pues bien, ambas obras tienen algo de relación con el autor de INVICTUS.

La infancia de Henley fue complicada por casusa de su frágil salud. Tanto es así que, a la temprana edad de 12 años, debió soportar la amputación de su pierna izquierda por culpa de una tuberculosis. Los problemas de salud afectaron a Henley toda su vida, hasta el punto de que su vida cotidiana se veía constantemente interrumpida por largos periodos de internación en el hospital, lo que le impidió ganarse la vida como periodista.

Sin embargo sus amigos le recuerdan como un hombretón inteligente, bienhumorado, enérgico, de risa contagiosa. Parece ser que era un placer tratarle. Tuvo muchos amigos escritores (H.G. Wells, George Bernard Shaw y Rudyard Kipling entre otros) se casó y tuvo una hija. Uno de sus amigos literarios, Robert Louis Stevenson, se inspiró en Henley para su personaje Long John Silver, el famosísimo marino con pata de palo de su célebre La isla del tesoro. Por otra parte, su hija llamaba a uno de los amigos de su padre “FWENDY”, en vez de “FRENDLY” y aquí es donde viene otra anécdota: Ese amigo era ni más ni menos que Sir J.M. Barrie y esa niña y su error fonético le inspiró el personaje de Wendy, de Peter Pan.

El resultado es que me encuentro con dos de mis libros favoritos conectados por el autor de un poema que inspira el título de una película que me ha gustado. Curioso ¿no?, a mí me lo parece. Así que solo nos queda dar gracias a Dios por nuestra invicta alma y ser los amos de nuestro destino, osea “tirar padelante”.

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