DESAFÍOS...

"...sólo los que se atreven a llegar lejos, son capaces de llegar a saber lo lejos que pueden llegar..."
T.S. Elliot

lunes, 23 de agosto de 2010

VEO JUGAR A LOS NIÑOS ABAJO EN LA PLAYA...



..ANDO DESCALZO Y MOJO MIS PIES EN EL AGUA (Hombres G, "en la playa")



Hoy hace mal tiempo. En Galicia eso no es novedad, claro, pero después de este extraño verano de sol y calor, llama la atención.
El día está triste, la verdad, como solemos decir por aquí en días parecidos, “parece septiembre”.
El paseo está casi desierto, hay mil sitios donde aparcar. A pesar de quedar unos días de agosto, ha comenzado el éxodo de veraneantes, en un par de días se ha vaciado este pueblo. Es curioso que cuando éramos pequeños los veranos duraban 3 meses y actualmente, cada vez se acortan más. Hay gente que viene solo 10 días. Recuerdo con nostalgia cuando éramos una pandilla inmensa desde el 1 de julio hasta casi el 15 de septiembre, hoy en día pocos son los afortunados que pasan más de un mes en cabañas. Se ve que la gente guarda días de vacaciones para el invierno y, sobre todo, que las mujeres se han incorporado realmente al mercado laboral. Mientras antes los cabezas de familia trabajaban, las mujeres veraneaban, con los niños, hasta que éstos empezaban las clases. Los tiempos cambian.
Me he dado un paseo por la playa y se entremezclan sensaciones, por un lado da gusto verla vacía y tan bonita como siempre, por otro lado da pena lo que esto significa: los días se vuelven a acortar, volvemos a la rutina, se han ido los amigos y amigas que hasta dentro de unos meses no volveremos a ver, el tiempo cambiará y en unas semanas no se podrá disfrutar de tanto deporte al aire libre…en fin, que todo lo bueno se acaba.
Entre la poca gente que había hoy en la playa se encontraba un matrimonio joven con cuatro niños que jugaban alborotados en la orilla, sorprendiéndose con cualquier cosa (una concha blanca, un cangrejo ermitaño..). Uno de ellos corría descalzo persiguiendo las gaviotas y casi choca conmigo, gracias a eso me fijé en un trozo de botella rota que había medio enterrado en la arena, por poco lo pisa pero me dio tiempo a recogerlo y así no se cortó. Casi me arrepiento porque el rapaz me soltó un educado “gracias señor” que me dejó hecho polvo, jaja, me hizo sentir viejo.
El caso es que el suceso me hizo recordar una frase que de niño me dijo un profesor de mi colegio un día que yo estaba enfadado porque un compañero me había hecho una faena y me habían castigado por su culpa. Cuando, una vez cumplido el castigo, convencí al profesor de que yo no había hecho nada malo y que había sido otro que me tenía manía y que siempre me la estaba jugando me dijo que estuviese tranquilo, que en la vida siempre iban a rodearme buenas y malas personas, pero que si bien hay quien arroja un vidrio roto sobre la playa, también ha quien se agacha a recogerlo, osea, que por cada hijo de mala madre dispuesto a hacerte la puñeta, siempre habrá alguien bueno que te ayudará o simplemente te alegrará. Me parece una bonita frase, así que la comparto con todos, yo siempre intentaré ser de los que se agachan a recoger el cristal roto.
Ya que hoy no hay playa (vaya, vaya) y no voy a poder nadar, esta tarde habrá que correr más que otros días, que me apetece mucho y hay que mejorar la forma que las carreras de septiembre están ahí al lado.

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