DESAFÍOS...

"...sólo los que se atreven a llegar lejos, son capaces de llegar a saber lo lejos que pueden llegar..."
T.S. Elliot

martes, 20 de septiembre de 2011

Pater

Hoy, 21 de septiembre, no voy a escribir de carreras, entrenamientos o agujetas. Hoy se acaba el verano y es el aniversario de la muerte de mi padre. 11 años ya. 

"Hola Pater familias" 

Así es como yo saludaba, en broma,  a mi padre cuando le veía por las mañanas. Hoy, como ya dije, se cumplen ya 11 años desde que se marchó. ¡Cómo pasa el tiempo!. En la antigua Roma el pater Familias era reconocido con la "potestas" (poder socialmente reconocido) y la "auctoritas" (saber socialmete reconocido). Don Ignacio tenía ambas, aunque pecaba de buenazo.

Cuando era pequeño (soy el menor de 10 hermanos) le veía como un señor muy mayor, muy respetable y al que quería mucho, me llevaba muchos años.  Mis primeros recuerdos de él me llevan al monte del Castro, en Vigo. Él me llevaba al parque de la mano, me compraba unos barquillos, me dejaba ahí jugando con algunos  compañeros de colegio (Floerencio, Mezquita) que también iban con sus padres (ingenieros en su mayorìa, como él), y ellos se quedaban fumando y charlando un rato. A lo mejor eso lo hicimos pocas veces,  pero tengo el recuerdo muy vivo, es lo que pasa con los momentos felices.

Pero el recuerdo más intenso que tengo de mi padre es de cuando ya tenía yo 9 años. Le recuerdo llevándome en brazos, como el gigante que yo veía en él, al hospital, al "pirulí" de Vigo, cuando estuve a punto de morirme por una enfermedad pulmonar bastante extraña. Es curioso porque solo me acuerdo de estar en sus brazos, oyéndole decir palabras tranquilizadoras y de ver a mi madre con cara de preocupación acariciándome, con un vestido naranja que tenía cosidas conchas de mar o caracolas. Enseguida entré en coma unos días, pero ese breve trayecto del coche (¡aquél fiat!) a urgencias, se me quedo grabado.  

Todos los días me acuerdo de él, ya sea al ver una película antigua, leer un libro, ver a sus viejos amigos de Cabañas (pocos quedan), oler el tabaco de pipa o escuchar alguna ranchera o canción que le gustaba. Casi todos los días pienso "¡qué razón tenía papá!" , y casi todos los días me arrepiento de no haberle dado más satisfacciones y haberle demostrado mas lo que le quería.  Ya no está aquí, pero intento remediar esa sensación actuando como creo que él querría que lo hiciese, espero acertar. 


La vida tiene cosas curiosas,  es un ciclo, muchas situaciones o sentimientos tienen reflejo en otras del pasado. Cuando mi padre enfermó y le acompañaba una y otra vez al hospital, le velaba por las noches o le cuidaba de día, su imagen llevándome en brazos acudía a mi cabeza una y otra vez. Me queda la satisfacción de haber aprovechado la oportunidad de, con el mismo cariño que él hizo conmigo, sostenerle en brazos al final. 

5 comentarios:

  1. Hola Miguel , una entrada con mucho sentimiento , gracias por compartirla con los amigos , un abrazo.
    Pedro.

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  2. Hola Miguel, coincido con Pedro. Un fuerte abrazo, Pablo

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  3. Qué bonito Miguel! Precioso. Un beso muy grande mi querido primiño!. Elena.

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  4. Tio, casi se me humedecen los ojos...

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  5. Eso son las legañas Fon, jajaja.Gracias. Sabíq ue en el fondo de ese peito lobo jevorro había un corazoncito, jeje.

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