DESAFÍOS...

"...sólo los que se atreven a llegar lejos, son capaces de llegar a saber lo lejos que pueden llegar..."
T.S. Elliot

jueves, 11 de octubre de 2012

¿Que por qué corro?

"Estás muy delgado", dicen unos," tienes mala cara". "Cada dos semanas te duele algo distinto" me repiten, " correr detrás de nada es una chorrada" comentan por ahí," hace falta ser masoca para ponerte a correr bajo la lluvia si llegas del trabajo a las 9 de la noche", sentencia otro mientras me mira con cara de reproche, " este año haces peores marcas que el pasado, déjalo una temporada" aconseja un experto, "con cuarenta años deberías hacer algo con menos impacto" apostilla un sabihondo, "correr es de cobardes" dicen los graciosos con poca imaginación...y así podría seguir, recopilando lo que me dicen mis conocidos y amigos que no corren,  hasta el infinito y más allá. 

Será que estamos locos, como decía el poema famoso, nos vestimos de forma ridícula, con camisetas chillonas y medias hasta la rodilla, ¡madrugamos tanto o más el domingo que el lunes!, ahorramos comprando marcas blancas para poder permitirnos unos "tenis" de correr, planificamos vacaciones según el calendario de carreras populares. ¿Por qué?. 


¿Y tú, por qué empezaste a correr? es la primera pregunta que te hacen los corredores nuevos que conoces.  Cada uno empezó por una razón concreta, por adelgazar, por haber dejado de fumar, porque de joven corría y me apetecía volver, por una novia, porque estaba a punto de caer en una depresión, porque oposito y me relaja...hay mil razones, en definitiva. 

Los que no corren te lo preguntan "¿y tú, por qué corres?" y muchas veces no sabes qué contestar.  Cuando llevas dos o tres años corriendo, te lo preguntas tú mismo, a veces no sabes la razón, pero cuando menos te lo esperas, la vida te ofrece la respuesta. 

El sábado por la noche casi tenemos una desgracia familiar gorda. Un susto de los que te hacen pensar y replantearte muchas cosas. Por la mañana, al despertarme y enterarme casi me da "un yuyu", me tuve que tomar una tila y todo, como hasta por la tarde no podía hacer nada, y la cosa estaba estabilizada,  hice de tripas corazón y fui con los amigos corredores a La Coruña 10, sexta edición de una de las más populares carreras de Galicia.
En la furgoneta intentaba, sin conseguirlo,  ser tan coñero como siempre, pensar en la carrera, no en el hospital, pero no podía, el corazón estaba desbocado y el estómago lo tenia fatal. "No voy a poder correr" pensaba, "¿qué hago aquí en vez de estar en casa?", "soy un egoísta"...Mil pensamientos negativos se agolpaban en mi cabeciña hasta que al salir del aparcamiento subterráneo me encontré con la imagen que tanto nos gusta. 

Cientos de personas, de todas las edades, vestidos de colorines, trotando, saludándose, poniendo las típicas excusas ya antes de empezar ("solo vengo a trotar" " casi no entrené" " salgo de una lesión"...), el olor a reflex, el "¿tienes vaselina?", las apuestas, los vaciles de unos, los abrazos de otros...la cabeza cambió el chip, el trote de calentamiento hizo el resto, el corazón seguía acelerado, pero ahora por los nervios previos a la salida. 

PUM, sonó el acostumbrado disparo que, como siempre, "mató" mis nervios, vació mi cabeza de todo lo que no fuese disfrutar durante cuarenta y pocos minutos de pisotear el asfalto, adelantar conocidos y desconocidos, animar a los rápidos y a los lentos, reconocer viejos colegas, sudar, sudar y sudar, eliminar toxinas, agobios, relativizar lo malo...y llegar a la meta, más serio y lento que de costumbre, pero cruzar la meta.  El objetivo de esta carrera era eliminar agobios, aunque fuese por una hora escasa, y el objetivo se cumplió. Por la tarde en el hospital las noticias malas se convirtieron en esperanzadoras y al final todo parece que acabó bien, no viene a cuento detallar aquí el tema ni el protagonista, dejémoslo en que hay que conducir con sentidiño. Y quedémonos en el por qué corro. 

"Hoy no te ríes tanto", me repitieron un par de veces, y fue verdad,no estaba la cosa para carcajadas, pero de lo malo de ese día, como de todo lo negativo, saque algún buen propósito y alguna lección y aprendizaje, una de las conclusiones es que desde ahora, cuando me pregunten " ¿Y tú, por qué corres?", no voy ni a comerme el coco pensando la razón de esta locura ni a esforzarme en contarlo. 

Corro por momentos como el del domingo, por sonreír y conocer gente sana y buena, por superarme, por relativizar lo malo, por salud, y porque la vida tiene muchos momentos malos que hay que compensar con momentos buenos. Porque me gusta. Porque, aunque  no haya sido un día de risas, siempre hay un momento para estar así, un rato sin problemas:  


1 comentario:

  1. Muy buena entrada Miguel, como siempre coincidimos, comparto esas sensaciones previas
    Un abrazo y espero que todo vaya bien

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