DESAFÍOS...

"...sólo los que se atreven a llegar lejos, son capaces de llegar a saber lo lejos que pueden llegar..."
T.S. Elliot

viernes, 11 de enero de 2013

Tres san Silvestres y un "érase una vez..."

Bueno, acaba de empezar el año y este domingo iré ya a la segunda carrera del 2013, la San Julián (o san Xiao en vernáculo) de Ferrol. Otra carrera que "tripito", un 10.000 céntrico, por adoquines, y con alerta naranja meteorológica, empezamos con ganas.

El sábado pasado, víspera de Reyes, participé en la sorprendentemente divertida II San Silvestre Popular de As Pontes, de 5000 metros, aquí al lado. Ya, ya se que las San Silvestres son el día de Fin de Año pero en Galicia somos así,  la de Ares/Mugardos se celebra el último domingo de diciembre, sea el día que sea y ésta, como llovia mucho el 31 de diciembre, se aplazó al sábado, lo cual fue estupendo porque así pude participar el 31 en la fantástica san Silvestre Rialto (probablemente una de mis carreras preferidas, de 7800 metros) y el 5 en As Pontes, carrera que además vio incrementado el número de participantes gracias al cambio de día.

La coña es que el día 30 había ido a la mencionada y peculiar "san silvestre" que va de Ares a Mugardos y vuelta a Ares (10000 metros con buenas cuestas), así que he podido ir en 7 días a 3 carreras que en teoría se deberían celebrar a la vez, Cabañés tiene el don de la ubicuidad, jeje.
Lo curioso es que me quedé encantado en las tres, hice unas marcas bastante buenas teniendo en cuenta mi poco entrenamiento y el hecho de que en estas carreras la mitad del recorrido lo haces bromeando. A ver si sigo así, poquito a poquito y sin lesionarme.

Pasemos al "Once upon a time..", que dirían los vecinos de "Chéspir". Me apetece contar una historia de esas que me gustan y cuando se recuerdan hacen que te olvides de las agujetas, el cansancio, las cosas malas (que haberlas haylas, como las meigas) y te anima a hacer cosas nuevas, aprovechar el tiempo y disfrutar de lo bueno de la vida (que es mas que lo malo, como ya sabemos).

La historia, evidentemente muy cercana, me vino a la cabeza ayer por casualidades de la vida. Por un lado una amiga recordaba una carta que recibió de niña en la que cierto "novio" de la infancia le contaba que estaba "malito" y por otro lado, ayer, cuando sufría corriendo por el pinar/playa/ paseo/corredoiras de la zona en la "tirada larga" de esta semana, un amigo me comentaba la historia de un conocido de la comarca que hace años era campeonísimo (de hecho tiene alguna marca imbatida aún hoy en España) y que tuvo que dejar de correr de golpe, por una enfermedad. Los sudores del trote se ve que afectan a las neuronas y relacionando una cosa con otra, me apeteció escribir esto.

Pues eso, ahí va la historia. Había una vez un niño de unos 9 años, el menor de una numerosísima familia  El ultimo mono, según algunos y el rey de la casa, según otros. El mimado, eso sí, para qué negarlo. Pues bien, un día el cativo en cuestión se despertó de color azul, como los pitufos, sin poder respirar y tosiendo como un energúmeno. Sin entrar en detalles, una enfermedad algo rara (tanto que nunca quedo claro de que demonios se trataba, hablándose tanto del famoso síndrome tóxico de aquella época como de otras cosas parecidas) le hizo entrar en coma, nadie daba un duro por él pero algo paso y se despertó sin causa aparente, (pidiendo comida, un flan para más señas).

Tras pasar una buena temporada en la UVI y "gozar" de unas largas hospitalizaciones los años siguientes, perdiendo mucho tiempo de colegio, hasta el punto de repetir curso y todo, la enfermedad, el inhalador y las estancias en el hospital parecía que iban a ser parte de su vida.  Pero no, de pronto, dejó de tener problemas, de un año para otro dejó de usar el inhalador y de caer enfermo. El exceso de medicinas le perjudicó el oído pero nada más. Tan pancho. Si no se supo muy bien lo que tuvo, tampoco se indagó mucho en por que dejé de tenerlo.


Muchos años después el golfo en cuestión decide empezar a practicar algo de deporte y un par de añitos más tarde, sin comerlo ni beberlo, finaliza su primer maratón bajo la lluvia. Imagino la cara de incredulidad de los médicos, enfermeras y el propio niño si en aquel tiempo, hace mas de un cuarto de siglo, le dicen que va a correr maratones, 3 san silvestres en una semana y  que (¿nunca aprenderé a decir que no??) se acaba de inscribir a un trail duro para dentro de tres semanas...

¿Moraleja del cuento?  que la vida (aparte de ser bella)  te da sorpresas, sorpresas te da la vida; que nunca se debe uno dar por vencido, que hay que dar gracias todos los días por poder disfrutar de  la vida y que no debemos perder NADA de tiempo. El niño de que hablaba antes ya no lo es, y como hoy ya hizo bicicleta por la mañana y el domingo tiene carrera durilla, esta tarde solo va a "vegetar" en el sofá y pasear por la playa hasta que llegue la hora de tomarse un par de cañas. Buen plan, ¿verdad? es lo que hay, la felicidad de las pequeñas cosas...



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